1.25.2007

Jose Gregorio al mando.

Jose Gregorio, el mítico médico venezolano que opera desde la cripta tiene una faceta desconocida para casi todos sus devotos. Algunas noches sus habituales rondas en las que cura enfermos terminales, se ven truncadas por una nueva tendencia del galeno. En esas noches Jose Gregorio cambia su aburrido uniforme, por un tutu y una peluca. El maletín donde guarda sus mágicas prescripciones es remplazado por cartera Zajar, y es entonces cuando sus servicios cobran una nueva dimensión. Haciendo caso a la creciente demanda de operaciones de cambio de sexo, el médico inicia un recorrido por los lugares donde maricas desde su closet ruegan por la desaparición de sus respectivas astas viriles. Ni corto, y mucho menos perezoso, Jose Gregorio procede a extirpar estas indeseadas apéndices. Resultando esto en una escena donde el paciente se despierta entre charcos de sangre, con una considerable herida en lugar del referido miembro. El problema es que algunas veces las personas favorecidas por estos procedimientos, no recuerdan en que momento solicitaron tamaña operació, a´si que tambien se debe suponer que antes de iniciar la ronda, Jose Gregoria se toma algunos rones (hay que recordar que el personaje es venezolano) y confunde los lugares. En conclusión: si se despierta sumergido en un charco no se le ocurra acudir a doctores que seguramente lo remitirán a un asilo siquiátrico. Lo que hay que hacer es rogarle a Jose Gregorio un nuevo cambio de sexo, no sin antes advertir que si el santo se ha tomado de nuevo algunas copas de más, puede estar peligrando la salud sexual del barrio. Gajes del oficio metafísico. *Fotografía de Catalina Lozano

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta mucho como ud escribe. que mas mi mompirris? por que no puede mandarme un condenado correo electronico?
ps. pase la navidad con sanguino aca.
santiago

Anónimo dijo...

Gracias por esa noticia, me gustaria tener algun detalle en concreto sobre una de las victimas, para hacer la historia mas creible...
...porque es cierta, verdad?
Un besito de alegria ***nin**!.Clara